La tregua en Gaza, un acuerdo frágil y con muchas incógnitas, advierten expertos
OPINIÓN
La tregua en Gaza, un acuerdo frágil y con muchas incógnitas, advierten los expertos
Escrito por: EVER VERU COLLAZOS
La tregua entre Israel y Hamás que entró en vigor en la Franja de Gaza es un acuerdo frágil, con muchas incógnitas y que podría colapsar en cualquier momento, advierten los expertos en el tema.
El objetivo del acuerdo de alto el fuego, anunciado por los países mediadores (Catar, Egipto y Estados Unidos) supondría el fin definitivo de las hostilidades, tras 15 meses de una devastadora guerra en el territorio palestino. Sin embargo, los conocedores del tema a profundidad, dicen no estar seguros de que la tregua se mantenga y a su vez se espera, que Israel y Hamás muestren buena fe para implementar una paz duradera en el territorio palestino.
El acuerdo que prevé el cese de las hostilidades durante una primera fase de seis semanas en la que deberían liberarse 33 rehenes israelíes a cambio de 1.900 prisioneros palestinos aproximadamente. Pero tras esta etapa no hay ninguna certeza. La segunda fase, que en teoría debe conducir al fin definitivo de la guerra y la liberación de todos los rehenes a cambio de la retirada completa de las tropas israelíes de Gaza, se negociará durante las próximas seis semanas, uno de tantos puntos álgidos del acuerdo.
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Existe un riesgo inminente de que la tregua se descarrile, y de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reanude su brutal y despiadada campaña militar en Gaza; quien no ha logrado ninguno de sus objetivos estratégicos en esta guerra, en particular la eliminación de Hamás, lo que corre el riesgo de empujarlo a encontrar un pretexto para sabotear la tregua y continuar la guerra, tal como se presume.
Además, parece poco probable que Hamás acepte las demandas de desarme que exige Israel, lo que uno supondría muy descabellado, pues Hamás no se desarmaría. Al mismo tiempo el movimiento islamista palestino exige el fin del bloqueo de Gaza, que Israel lleva 17 años negándose a levantar. La presión constante de los mediadores y en particular de Donald Trump será esencial para preservar las fases restantes de esta frágil tregua que no pone fin al conflicto, tal como se advierte y se avizora.
Entre tanto, la diplomacia de Catar asegura que los mediadores velan desde El Cairo por el buen funcionamiento de la tregua y controlan a diario las operaciones de intercambio de rehenes por prisioneros, las comunicaciones entre Israel y Hamás, la retirada del ejército israelí, el regreso de los desplazados y la reapertura de infraestructuras esenciales, como hospitales o panaderías.
Desde el primer día, la tregua mostró su fragilidad y entró en vigor con tres horas de retraso porqué Hamás tardó en dar la lista de las tres rehenes que iban a ser liberadas ese mismo día, las cuales al final se entregaron según lo acordado. Durante esas tres horas, los ataques israelíes dejaron otros ocho palestinos muertos, según la Defensa Civil en Gaza. E Israel terminó liberando a los prisioneros palestinos también más tarde de lo previsto.
La pregunta que surge es si Netanyahu seguirá respetando la tregua después de la liberación de los rehenes, y se advierte que si a largo plazo no hay un plan viable para un Estado palestino es posible que estallen nuevos conflictos.
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No obstante, los avances más amplios del acuerdo como un cese al fuego duradero y la reconstrucción de Gaza, dependen de negociaciones futuras, que enfrentan múltiples desafíos y riesgos de fractura. A continuación, los principales puntos de tensión:
1. La fragilidad de las negociaciones futuras.
Para avanzar a las siguientes etapas de la tregua, que incluyen un cese al fuego duradero, la liberación de todos los rehenes y la reconstrucción de Gaza, las partes involucradas deberán sentarse nuevamente a negociar en el día 16 de esta primera fase, que tiene una duración estimada de seis semanas. Pues avanzar de la primera a la segunda fase de la tregua no es un proceso automático ni menos tan sencillo como uno supondría.
En igual sentido se advierte, que este acuerdo implica "un alto precio para Israel", refiriéndose a los 1.904 palestinos presos que serían liberados, entre ellos mujeres, adolescentes y hombres condenados a cadena perpetua. Pues avanzar de la primera a la segunda fase de la tregua no es un proceso automático", enfatizando que las negociaciones dependen de si Israel considera cumplidos sus objetivos, algo que vemos muy difícil de aceptar por Netanyahu, y sus políticas expansionistas.
Aunque Netanyahu subrayó el compromiso de su país de negociar "de buena fe", dejó claro que "no hemos logrado aún todos nuestros objetivos" y que Hamás sigue siendo una amenaza, no solo para Israel, sino para la estabilidad regional. En palabras textuales dijo que: "esta guerra pudo haber terminado hace mucho tiempo si Hamás hubiera entregado las armas y liberado a nuestros rehenes". Y agregó que Israel sigue comprometido con "eliminar" a Hamás, algo que parece muy improbable.
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"Hemos tratado de desmantelar las capacidades militares de Hamás que pasó de un grupo terrorista a una guerrilla, pero no hemos logrado aún nuestros objetivos, pero estamos comprometidos a lograrlo", agrega, lo que parece utópico a modo de ver de muchos analistas y conocedores del conflicto.
En ese mismo sentido Netanyahu reiteró que el movimiento islamista, que controla el enclave desde 2007, representa "no solo un peligro para Israel, sino para el mundo". Según él, la inestabilidad regional continuará mientras Hamás mantenga el poder en Gaza.
Más allá de que pueda entrar ayuda humanitaria, de que pueda iniciarse cierta reconstrucción de la Franja de Gaza, el problema estructural que es el derecho a la autodeterminación del pueblo palestino, la posibilidad de que palestinos e israelíes pueda convivir en igualdad de derechos y en paz es sumamente complicada porque básicamente creo yo que la triste consecuencia en Israel de la guerra es que ya no ven a los palestinos como seres iguales, discriminándolos a todos como lo mas bajo, y por lo tanto, no hay una propuesta ni una posibilidad de un escenario de paz, y mientras no haya una propuesta concreta desde Israel será muy difícil, lograr los propósitos de una paz duradera.
Aunque muy optimistas como muchos estamos; creemos que el contexto en la región es favorable para que las fases avancen. Hay una nueva Administración norteamericana que quiere presentarse ante el mundo como un actor que puede defender la paz en cualquier parte del mundo, es lo que nos quiere hacer creer Donald Trump, a menos que esté actuando con doble moral, y no sería nada raro.
2. Netanyahu navega entre la presión interna y los intereses internacionales.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, insinuó en repetidas ocasiones que Israel podría reanudar los ataques si las próximas fases del acuerdo no cumplen con sus expectativas, metiéndole más candela al fuego y poniendo más en riesgo los anhelos de paz mundiales al menos para este critico sector del planeta que ha mantenido en guerra desde hace más de ochenta años, desde la misma creación del Estado de Israel. Sus declaraciones llegan al mismo tiempo que enfrenta divisiones internas dentro de su Gobierno e intenta proyectar una imagen fuerte a sus bases. Israel no descansará hasta que se completen todos sus objetivos de guerra.
Incluso, el premier israelí aseguró que cuenta con el respaldo de Estados Unidos, en cabeza del presidente Donald Trump, para retomar las hostilidades si el acuerdo fracasa. Por ello Israel no descansará hasta que se completen todos sus objetivos de guerra, afirmó Netanyahu. Entre estos objetivos, mencionó la liberación de todos los rehenes y el debilitamiento total de Hamás, algo que seguramente nunca logrará. Además, subrayó Netanyahu, que Washington ha prometido continuar con su apoyo militar si fuese necesario reanudar el conflicto.
Entre tanto el saliente presidente de Estados Unidos, Joe Biden, indicó que el plan contempla una extensión del alto el fuego si las negociaciones se prolongan más de seis semanas, siempre y cuando estas continúen. Sin embargo, si Israel reanuda los bombardeos tras el día 43, el acuerdo podría colapsar definitivamente, algo que no esperamos que ocurra, quienes anhelamos la paz al menos para dicha región, tan sufrida por tantos y sucesivos conflictos.
Por otra parte, la influencia de Donald Trump, presidente de Estados Unidos, también podría jugar un rol en la decisión de Netanyahu. Trump, quien se adjudicó el sello del acuerdo, presentado desde mayo de 2024 por Biden, podría ejercer presión para avanzar en él. La presión sobre Netanyahu no solo proviene del ámbito internacional, sino también de su propio gobierno, donde los sectores ultraderechistas criticaron los términos del acuerdo.
Justo antes de la entrada en vigor, Netanyahu, intentando evitar la deserción de ministros de extrema derecha dentro de su Gobierno de coalición, buscó apaciguar las tensiones internas al leer extractos de sus comunicaciones con el expresidente de Estados Unidos, Joe Biden, y con el presidente Donald Trump. En sus palabras, "en las conversaciones con Biden y Trump una cosa está clara y es que si las negociaciones sobre la segunda fase fracasan, Israel volverá a combatir", que desafortunadamente seria lo más seguro, por la misma fragilidad del acuerdo.
A propósito, el canal israelí Canal 12 informó que el gabinete político y de seguridad aprobó la tregua con base en "el entendimiento de que el acuerdo propuesto apoya lograr los objetivos de la guerra". Esta postura fue ratificada en un comunicado emitido por la oficina del primer ministro, destacando que, a pesar de la tregua, Israel se reserva "el derecho unilateralmente" de retomar las operaciones militares si las metas estratégicas no se cumplen.
Tras el anuncio del acuerdo, la oficina de Netanyahu emitió declaraciones, acusando a Hamás de incumplir ciertos compromisos, como la exclusión de ciertos prisioneros palestinos del intercambio. Aunque Hamás lo negó, estas declaraciones parecen destinadas a reforzar la imagen de firmeza de Netanyahu ante su base de extrema derecha. Finalmente, el gabinete adelantó la aprobación del acuerdo, mostrando una aparente unidad tras resolver estas discrepancias.
3. La crisis política interna en Israel.
El acuerdo también generó fuertes divisiones dentro del Gobierno israelí, especialmente entre los partidos de derecha. La renuncia de seis diputados del partido ultranacionalista, deja a Netanyahu con una frágil mayoría de 62 de los 120 escaños en el Parlamento; y quienes justificaron su salida al señalar que el acuerdo de alto el fuego con Hamás es "arriesgado". Aunque dejaron abierta la posibilidad de regresar a la coalición si se reanudan los ataques, y por supuesto esta ruptura pone en riesgo la estabilidad del Gobierno de Netanyahu, situación política que no le conviene en sus aspiraciones de continuar gobernando Israel.
Por otro lado, el partido Sionismo Religioso, condicionó su apoyo al pacto de tregua a que se garantizara la reanudación de los ataques tras la primera fase. Esta exigencia refuerza la idea de que Israel podría estar preparándose para nuevas ofensivas, y es evidente que Israel está decidido a seguir dictando el destino de la población gazatí, y por desgracia no se va a pensar que una segunda Fase esta tregua logre extenderse.
En este mismo sentido, para algunos analistas, “reconectar y tener presencia permanente en la Franja de Gaza es un objetivo claro de parte de la comunidad política israelí que considera que establecer asentamientos, y colonizar lo que queda de la Franja de Gaza es una forma de evitar que haya más amenazas para Israel”, y en ese entendido subrayan los expertos, que “esto implicaría seguir empujando a la gente de Gaza a lugares cada vez más pequeños o incluso fuera de la Franja. Como resultado esto sería parte de lo que en un futuro se pueda hacer también en Cisjordania”.
Por último en este análisis, hay que decir desafortunadamente, que dicha postura Israelí es totalmente herrada porque ello supondría irritar aún más a los Palestinos en su totalidad, que piden a gritos el reconocimiento a su Estado y en consecuencia exigen de la comunidad internacional su libre autodeterminación como pueblo libre; posición que a mi modo de ver y de muchos analistas, acabaría definitivamente con el sangriento, brutal, y despiadado conflicto que empezó precisamente desde la misma creación del Estado de Israel el 14 de mayo del año 1948 por decreto de la ONU sobre Palestina, desconociendo la propiedad sobre su propio territorio, y complaciendo objetivos estratégicos, geopolíticos, militares y económicos de las potencias occidentales, especialmente de Estados Unidos.
No sobra mencionar, que pese al acuerdo del cese el fuego firmado entre las partes, a la fecha de la redacción del presente comentario, Israel continua en su ataque despiadado en Cisjordania contra la población civil, según cuentan varios medios informativos internacionales.
Algunos extractos han sido tomados de la Web.
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