El cambio de gobierno en la sociedad corrupta
OPINIÓN
EL CAMBIO DE GOBIERNO EN LA SOCIEDAD CORRUPTA
Escrito por: EVER VERU COLLAZOS
Un gobierno es tan corrupto como lo sea su comunidad. Por lo tanto, los vicios y abusos del mando son el barómetro con el que se mide la decadencia moral de una sociedad en su conjunto. Lastimosamente, hay pueblos como el nuestro, donde los ciudadanos piden y hasta exigen a los políticos e incluso a funcionarios públicos, ayudas económicas y toda clase de favores, los cuáles no tardan en ser ofrecidos como de costumbre durante las campañas electorales en cada cuatrienio, tal como acaba de suceder en las elecciones regionales del año pasado. Esto en el caso que nos ocupa y de hecho es generalizado por todo el país.
Es incoherente, ilógico y disparatado exigir lo que no nos pueden cumplir y sin embargo lo hacemos, y por supuesto que los candidatos de turno aprovechan la ignorancia y la ingenuidad de las comunidades, para ofrecer y prometer de todo con el fin de lograr sus objetivos, por más difíciles que sean para cumplirlos. Por lo que el primer paso para mejorar nuestra sociedad, y por ende nuestro gobierno y nuestro propio entorno, está en cambiar nuestra conducta o al menos mejorar nuestros comportamientos malsanos. Tanto así que los gobernantes con sus prácticas maquiavélicas, son los encargados de proyectar el estado ético del conglomerado social. Se educa con el ejemplo.
Preguntémonos, si el reflejo proyectado por el espejo es deplorable, la solución no es un simple cambio de espejo, sino la transformación de quién se observe de cara al mismo. Dicho de otra manera, no importa cuántas veces cambiemos de alcalde si ponemos como ejemplo lo local, siempre obtendremos una y otra vez los mismos resultados si primero no cambiamos nosotros o no nos exigimos una mayor rectitud a nivel ético y moral.
Es decir si no cambiamos nuestra idiosincrasia y elevamos nuestro nivel educativo o grado cultural obtendremos siempre los mismos resultados, por lo que sería iluso e ilógico pensar y en consecuencia esperar, que surjan estadistas decentes y competentes en una sociedad cuyos habitantes se comportan como jauría de bestias al abordar un transporte público, cuando se colan en las filas de cualquier entidad pasando por encima de los demás sin el menos de los escrúpulos, le roban la clave del wifi al vecino, compran a los docentes cuando sus hijos están perdiendo el año académico, enseñan a sus hijos a ser “ vivos ” como se dice popularmente, cuando no existe el menor respeto y educación hacia los demás, o cuando se malgastan su capital en banalidades en lugar de educación tal y como generalmente sucede en nuestro País; esto para citar únicamente algunos ejemplos de nuestros bajos comportamientos que dejan mucho que desear.
Claro está que pueden haber excepciones en toda sociedad sin duda alguna, pero los esfuerzos para convertirse en el timón de una sociedad tendrían que ser sobrehumanos para no terminar siendo arrasados por las oleadas de barbarie, desastres y corrupción enquistada y totalmente desbordada cada día.
La pregunta clave es …….
¿La actitud de los gobernantes corruptos se parecen a la mayoría de los electores?
Pues claro que sin lugar a dudas es la triste y lamentable realidad. Dicen que cada sociedad se parece al gobernante que tiene; también dicen que la sociedad elige al gobernante que más se le parece, y no es nada ajeno de la realidad vivida. Tanto así, que si nuestros gobiernos no invierten en la educación de nuestra sociedad, si en la familia no se recuperan los valores éticos y morales, todo seguirá siendo igual, porque de nada sirve un cambio de gobernante cada cuatrienio en aras de mejorar nuestro entorno, si la sociedad en su conjunto no cambia.
Pensar de este modo desafortunadamente ya no nos sorprende, pues lo mas seguro es que un cambio de gobierno no será lo suficiente para aliviar los males que aquejan a nuestra sociedad, también sería necesaria una reingeniería mental, educativa y personal de todos antes que nada, si queremos lograr un cambio real, más que de gobernantes prometedores del cambio.
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